La Sección Sindical de CNT-AIT en la UC3M denunció el despido colectivo que había realizado la Universidad Carlos III de Madrid de las trabajadoras que estaban dadas de alta irregularmente como becarias. Esto ocurrió después de que la Inspección de Trabajo decidiera, de oficio, dar de alta a las becarias en el Régimen General de la Seguridad Social. Es decir, después de reconocerlas como trabajadoras.
El pasado martes 16 de junio se celebró el juicio en el Tribunal Superior de Justicia donde como demandantes se encontraba nuestra Sección Sindical y CCOO (ese “sindicato” que defiende que las becarias son realmente trabajadoras solo cuando puede sacar algún beneficio).
La estrategia de la UC3M ha sido calcada a la utilizada por la Universidad Autónoma de Madrid en un caso muy similar. La UC3M ha contratado al mismo bufete que contrató en su momento la UAM. Bufete famoso por defender a empresas que llevan a extremos la precariedad laboral (Deliveroo, Glovo, Coca-Cola, UAM, UC3M, etc). La UC3M ha desembolsado una importante suma de dinero a dicho bufete para defenderse de sus propios estudiantes (también trabajadores) aunque dispone, obviamente, de su propio servicio jurídico. Esta universidad “pública” se comporta como cualquier empresa: inversión para maximizar los beneficios a costa de la explotación de las trabajadoras.
El día del juicio, aprovechamos para mostrar nuestra repulsa a la precariedad laboral que fomenta la UC3M realizando una concentración a las puertas del Tribunal Superior de Justicia. En el propio juicio no descubrimos nada nuevo, ya que las pruebas presentadas y los testigos citados por las defensas de los becarios corroboraron lo que cualquiera que haya estado cerca de la UC3M sabe: los becarios encubrían puestos de trabajo. Varios becarios de diferentes servicios de la universidad se presentaron para declarar, además de un funcionario de la UC3M, el cual expuso las funciones que realizaban los trabajadores becarios, al llevar 20 años trabajando codo con codo con ellos.
En cambio, como era de esperar, el único testigo citado por la UC3M, director del servicio de biblioteca, intentó camuflar la relación laboral existente y la falta de proyecto formativo argumentando la adquisición de competencias abstractas tales como adquisición de habilidades interpersonales, presentes sin embargo en cualquier tipo de trabajo. Lo llamó “la universidad moderna”.
Confiamos en ganar el juicio y que los “becarios” obtengan los derechos que les corresponden, pero no nos mueve ningún tipo de fe en el sistema judicial. Sabemos que eran trabajadoras como también lo eran las becarias de la UAM y perdieron el juicio. No obstante, este proceso ha de servir de ejemplo a las personas que se encuentran en relaciones laborales precarias (como las becas) para animarles a pelear por lo que les corresponde, ya que en ningún caso los explotadores van a regalarnos nada, nos lo van a poner lo más difícil que puedan independientemente de que sea una multinacional o una universidad “pública”.