El caso de Millward Brown

Resumen:

Un compañero del Sindicato de Oficios Varios de CNT-AIT Madrid después de informarse en el mismo sobre su condición de becarios decide denunciar ante Inspección de Trabajo. La resolución es positiva, declarando la existencia de relación laboral para todos los becarios de la empresa, pudiendo reclamar el cobro de la diferencia de salarios. No obstante, ante la existencia de listas negras sólo nuestro compañero se atreve a reclamarlo, quien además debe amenazar a la empresa con la apertura de un conflicto sindical si no accedía al pago.  Poco después la empresa procede a una serie de despidos, tanto de becarios como de fijos discontinuos.

 

Versión extendida:

Millward Brown es una de las principales compañías del mundo en estudios de mercado y experta en mejorar la eficacia de la publicidad, comunicaciones de márketing y estudios de valor de marcas y medios de comunicación. En el momento en que nuestro compañero fue contratado (2011) eran alrededor de 17 becarios en una plantilla de 120 empleados.

Contexto:

LA OFICINA DE C/ALCALÁ

La oficina tenía dos plantas. La planta de arriba era la de investigación, donde había varios becarios en los departamentos de investigación y una en el de recursos humanos; la planta de abajo era la de gestión y solo tenían un becario que llevaba contabilidad. Nos vamos a centrar en la de arriba que es la que nuestro compañero conocía; si bien, las condiciones laborales de los trabajadores de la planta de abajo eran muchísimo peores, en su opinión.

La organización de la empresa era muy jerárquica; y en cuanto al «status dentro la empresa»; es decir, la facilidad con la que te podían despedir si querían, era de la siguiente manera: por debajo de todos estaban los becarios, un poco más arriba los coordinadores de proyectos (con contratos de fijos discontinuos); más arriba los técnicos de investigación (con contrato de fijos discontinuos) y, arriba del todo, los  técnicos de investigación y jefes de departamento (con contrato indefinido).

Esto era así de hermético y, como ejemplo, cada uno de estos 4 grupos almorzaba por separado. La mayor parte de los becarios trataban de hacer méritos, como horas e, incluso, días extras o proyectos de varios días fuera de la ciudad no remunerados y en fin de semana, para intentar ser contratados (y a los que no los hacían, o los despedían, o no los renovaban). Los coordinadores de proyectos estaban un poco más cómodos porque no se les podía echar con tanta facilidad y cobraban un poco más; aunque, aún así, su situación era bastante precaria y había bastante rotación. Por último, los técnicos con contratos de fijos discontinuos se encargaban de realizar el trabajo más cualificado, y los técnicos con contrato indefinido, jefes de departamento y recursos humanos se encargaban sobretodo de controlar los proyectos y de que todo estuviera en orden dentro del «equipo».

Por otro lado, en cambio, la mayor parte del trabajo lo llevaban a cabo los becarios y los coordinadores. De hecho, nuestro compañero llegó a realizar, en solitario, un proyecto con un presupuesto de 9.000 euros sin ayuda alguna y en menos de un mes. Todo esto siendo becario.

A pesar de todo esto, el clima que se vivía en la empresa era la del mundo de Yupi: partidos de fútbol, fiestas, comentarios progres, 15M; y, mientras, la realidad se encontraba debajo de la alfombra.

 

EL COMITÉ DE EMPRESA

El comité de empresa se encargaba de convocar asambleas de trabajadores cada dos o tres meses, en las que los fijos discontinuos aprovechaban para reclamar solución a su relación con la empresa (el contrato fijo discontinuo está pensado para empleos con altibajos constantes en la producción, la realidad es que cada varios años les despedían en verano para volver a contratarles en septiembre, y así la empresa se ahorraba pagar las vacaciones, que disfrutaban con el subsidio por desempleo).

No obstante, nuestro compañero, no tiene conocimiento de que se haya hecho nada por los fijos discontinuos (ni por los becarios) todavía, que entonces representaban a alrededor del 80% de la plantilla.

 

EL CASO DE NUESTRO COMPAÑERO

Empezó a trabajar el día después de acabar el último examen de la carrera. A la semana se enteró de que era becario y lo que ello significaba, con lo que a la semana siguiente se acercó al Sindicato de Oficios Varios de CNT-AIT Madrid para informarse. Tras estudiar su caso en la asesoría laboral del sindicato, le animaron a denunciar ante Inspección de Trabajo. Entre dos compañeros del sindicato y él, redactaron la denuncia y se firmó con el nombre del secretario de acción sindical para prevenir posibles represalias.

Durante la espera, nuestro compañero continuó trabajando comentando la denuncia con algunos compañeros de confianza, que prefirieron no sumarse a un conflicto colectivo por, entre otras cosas: miedo a ser incluido en la lista negra del sector o miedo a hacer frente a la empresa o meterse en embrollos judiciales y burocráticos.

No obstante, al negarse a hacer horas y viajes extras, fue despedido justo una semana antes de que llegase la inspección, que tardó unos 5 meses desde que presentaron la denuncia. La inspectora declaró la relación laboral para todos los becarios y, en el informe dejó en muy mal lugar a la empresa. Además, dejaba bien claro que cualquier becario que estuviera trabajando o que hubiera trabajado en Millward Brown podía reclamar el cobro de la diferencia de salarios. Desgraciadamente, el miedo a ser incluido en una lista negra hizo que el único que lo reclamara fuera nuestro compañero, a pesar de que en algunos casos se podían llegar hasta cifras entorno a los 5000 euros.

Y es que este miedo no es infundado. En el acto de conciliación, el director y el abogado de la empresa, al ver a nuestro compañero solo, quisieron amedrentarle y, al salir del mismo, el director le dijo que ya podía olvidarse de buscar trabajo en el sector porque iba a hablar con la asociación de empresarios para que nadie lo contratara.

No obstante, la empresa no estaba dispuesta a pagar a ninguna de las personas que la inspección había declarado como trabajadores, no reconociendo el informe de Inspección Laboral. De hecho, no fue hasta que el Sindicato de Oficios Varios de CNT-AIT Madrid contactó con la empresa informándola de que si no accedía al pago abriría un conflicto sindical contra Millward Brown, cuando decidió llegar a un acuerdo satisfactorio para nuestro compañero, a sabiendas de la fama combativa de CNT-AIT, que por aquél entonces varias empresas de los alrededores estaban experimentando.

 

Para más información visitar los artículos que el Sindicato de Oficios Varios de CNT-AIT Madrid fue publicando al respecto:

http://sovmadrid.cnt.es/noticia/victoria-contra-millward-brown-por-relaci%C3%B3n-laboral-encubierta-de-becarios
http://sovmadrid.cnt.es/noticia/nuevo-caso-de-explotaci%C3%B3n-laboral-la-cnt-en-madrid-consigue-que-15-becarios-se-les-reconozca