En estos tiempos que muchas no imaginamos que nos tocase vivir, nos ha llegado la comunicación de la primera victoria de nuestra campaña contra la Universidad Rey Juan Carlos. No lo vamos a negar, teníamos ya ganas de demostrar también en esta universidad, una de las pocas que teníamos pendiente de las universidades públicas de la Comunidad de Madrid, la explotación que suponen sus «becas de colaboración».
El caso concreto es el de un «becario» que ha estado casi un año trabajando para la URJC realizando tareas que son propias del Personal de Administración y Servicios. Así ha quedado probado en la sentencia:
- Se trataba de un trabajo administrativo que se realizaba bojo el control y la dirección de la responsable del departamento.
- Se prestaba un servicio necesario para la URJC y la Universidad se beneficiaba directamente.
- No se recibía ninguna formación mas allá de la implícita del propio trabajo. Dicha formación estaba totalmente desvinculada de sus estudios.
- Finalizó sus estudios antes de la finalización de la beca y, sin embargo, siguió trabajando para la URJC.
De todo ello se deduce que la relación era laboral ordinaria y de tiempo indefinido. Por ello, el “cese de la beca” ha sido declarado como un despido improcedente.
La URJC ha sido condenada a pagar al trabajador la indemnización correspondiente por despido improcedente y, además, tendrá que pagarle la diferencia salarial existente entre lo que percibía en concepto de «beca» con el salario estipulado en el convenio colectivo de aplicación.
Esperamos que a esta primera victoria en esta universidad se unan muchas más y que sirva de ejemplo para las trabajadoras que están soportando la realización de un trabajo sin los derechos que debe llevar de forma implícita. Debemos romper la normalización de la precariedad en los «primeros empleos». Si no se le planta cara a la «precariedad inicial», lo que vendrá después será más precariedad.